La empresa es un sistema global compuesto de subsistemas o departamentos que interactúan entre sí para lograr un objetivo común. Sin embargo, a veces surgen conflictos interdepartamentales debido a que los integrantes de un mismo grupo, o departamento, están muy unidos entre sí pero consideran a los demás equipos como elementos ajenos a su realidad; y, en ocasiones, como si formaran parte de la "competencia".
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En definitiva, la empresa, en lugar de aparecer como un solo equipo perfectamente coordinado y compenetrado, se convierte en una liga de fútbol donde varios equipos compiten entre sí. Este modo de actuar repercute negativamente en el funcionamiento global de la organización.
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Transmitir estos conceptos al personal es relativamente sencillo. Basta con reunirles en una sala y explicarles que es muy importante que los trabajos estén coordinados, que conviene mejorar la comunicación entre los departamentos, que es bueno que todo el mundo se lleve bien... Seguro que todos comprenderán lo acertado de estas aseveraciones, pero ¿realmente lo interiorizarán y llevarán a la práctica?.
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Probablemente, no. Parece claro que el mero hecho de transmitir verbalmente una serie de ideas en las que, en principio, todos los presentes estarán de acuerdo, no garantiza que éstas sean llevadas a la práctica.